Algo complicado para la humanidad ha sido transitar un largo camino recolectando conocimientos sobre sí mismo, es decir, sobre su cuerpo y las funcionalidades con que se maneja, aunque lo más desafiante ha sido con un cerebro humano entender, analizar, investigar, observar otro cerebro humano. El camino ha sido dificultoso y desde hace más o menos sesenta años, hemos abordado la necesidad de conocer cómo funciona nuestro Cerebro.
En el trayecto hemos aprendido que más que un director de orquesta, el cerebro es una sala de chat donde los mecanorreceptores envían información del medio que rodea al organismo, clasifica y asocia esa información para encontrar una respuesta adecuada y adaptativamente hablando exitosa del interior del cuerpo, nuestros órganos envían y comparten información del estado interno del cuerpo, el corazón tiene algunas neuronas que le permiten decidir por sí mismo en algunos momentos, independientemente de la información que recibe del centro de información que es nuestro cerebro, una parte de nuestro Sistema Nervioso.
He escuchado frecuentemente en programas de radio y TV, en videos youtuberos que es posible “hacer magia” con un decreto, que es un proceso sencillo, quizá hasta simplón, que no es tan complicado, sin embargo, esto no es necesariamente cierto.
En general me he encontrado que falta difundir información de neurociencias como para comprender por qué razón no necesariamente un decreto “positivo” y deseable es algo que lograré si me aplico a repetir una frase.
Cuando decimos un decreto nuestro Sistema Nervioso reacciona emocionalmente al contenido de la frase, un ejemplo: Puedo decir un millón de veces “Soy rico” que es un decreto deseable, al que cualquier humano aspiraría legítimamente y sin embargo esta frase en relación con mi historia de vida podría generar un nivel importante de distrés (ese estímulo disfuncional) no porque sea algo feo, desagradable o indeseable, sino porque mi sistema entiende que no puede lograrlo o que nunca lo logrará.
Este estímulo positivo en apariencia se transforma en una reducida tolerancia a la frustración, a los fallos adaptativos, cada vez que yo repita la frase por dentro, mis músculos, mis emociones tendrán un desajuste importante que puede medirse de manera objetiva con Test muscular manual, el que utilizamos en Kinesiología Aplicada. Si continúo repitiendo este mensaje, estaré anclando esta respuesta distresante en mi sistema en vez de anclar una respuesta positiva en el cuerpo. Hay algunas señales que se presentan generalmente cuando hay distrés emocional, un desencuentro entre mi mente consciente y mi inconsciente:
- Dolores de cabeza
- Dolores en el cuerpo
- Acidez estomacal
- Insomnio
- Dormir más de lo necesario (sin necesitarlo)
- Somnolencia
- Fatiga
- Pereza
- Ira
- Miedo
- Agitación
- Confusión
- Dificultad de entendimiento
- Pérdida de general energía en el cuerpo
- Taquicardia
- Sudoración de manos y quizá de pies
- Mover las piernas rápidamente mientras estoy sentado y tranquilo en apariencia
- Opresión en el Pecho
- Sensación de tener los oídos cerrados o tapados
- Sensación de poder mirar solamente un punto y no el escenario completo
Esta lista por supuesto puede ampliarse con algunas otras sensaciones corporales.
Si por alguna causa te has puesto un objetivo financiero, profesional o familiar recientemente y has sentido alguno de estas señales, es importante revisar ese objetivo porque tu inconsciente no está muy convencido de querer o poder lograrlo.
Cuando has logrado alguna meta, y todos hemos logrado algunas metas en nuestras vidas, es que nuestro consciente y nuestro inconsciente se han puesto de acuerdo. Es cuando sientes que todo va sobre ruedas, a veces podría parecerte que tienes dificultades para comunicarle a tu inconsciente qué es lo que verdaderamente deseas, cuál es tu objetivo. Si esto te ha ocurrido es que no has aprendido a darle a tu mente inconsciente el valor que tiene (93% de tu sistema es inconsciente) creyendo que con el pensamiento consciente lograrás comunicarte con él sin darte cuenta de que TODO lo que tienes es porque tu inconsciente lo ha logrado ya que él quiere darte lo que él ha aprendido y entendido que es correcto para ti. Considera que algunos de estos logros se han diseñado con herramientas y estrategias que se te ocurrieron cuando niño, que han sido funcionales a lo largo del tiempo y que el inconsciente las ha seguido utilizando porque la respuesta que percibe de esta interacción con el mundo es positiva. Cuando quieres modificar estas señales es imprescindible encontrar la formad e comunicarte con tu inconsciente para dejarle claro el nuevo objetivo y el camino a seguir para lograrlo.
Las sensaciones corporales son la forma más común de comunicación que utiliza tu inconsciente para comunicarse con tu mente consciente, cuando no puede comunicarle el mensaje de otra manera.
En otras palabras, la mayoría de los mensajes que nuestro inconsciente trata de enviar a nuestras mentes conscientes están bloqueados, como si fueran dos idiomas.
Cuando el sistema intenta comunicarse con el consciente, utiliza ciertas señales, aquí te enlisto algunas:
- El flujo sanguíneo (que conscientemente notamos cuando nos sentimos calientes o fríos dependiendo de si dilata o encoge los vasos sanguíneos).
- Tensión muscular (que conscientemente notamos como una tensión dolorosa o una sensación de relajación, dependiendo de si tensa o relaja los músculos).
- Dolores de cabeza (cuando estrecha severamente el flujo de sangre a partes del cerebro).
- El flujo de bilis y enzimas en su estómago (que sentimos conscientemente como dolor estomacal y la presión de hinchazón cuando hay demasiado flujo o congestión cuando hay poco flujo).
Utilizar estas sensaciones para aprender a establecer la comunicación con nuestro cuerpo, que es finalmente con lo que respondemos y nos adecuamos en la vida y sus requerimientos, es una gran ventaja porque nos permite saber exactamente dónde estamos parados.
Existe sin embargo una condición para que un decreto funcione de la que muchas personas no se dan cuenta, No trates de comprender cómo alcanzar tu objetivo, el sistema no utiliza las palabras como tu mente consciente las utiliza, es necesario aprender otro lenguaje que tiene más relación con la intuición, algo de lo que nos hemos ido separando a lo largo de nuestra historia como especie, aunque ese es otro tema.
Cuando le permites a tu sistema traer los resultados deseados sin interferencia consciente, podrías sentir como si magia estuviera ocurriendo. Aquí es donde todo mundo comienza a hablar y difundir decretos, frases “mágicas” que pueden servir para algunas personas, pero para otras no y las diferencias son genéticas, culturales, geográficas, biológicas… Todo se reduce a aprender a dejar que tu sistema intuitivo haga el trabajo sin estar tratando de ejercer controles, sin estar juzgando severamente,
Cuando tu sistema lo hace, la mente consciente no está al tanto de lo que está ocurriendo para producir los resultados deseados; ocurren naturalmente. Es allí cuando la “suerte” parece ocurrir.
Esta “magia” es en realidad el trabajo de enfoque y comunicación entre ambos sistemas y no es la frase la parte principal, es todo el trasfondo de comunicación que se logra a través de conocer y sentir la única real pertenencia que tenemos: nuestro cuerpo, ahí es donde la Kinesiología Aplicada logra que estas sensaciones que aparecen en el cuerpo y que están en relación con esa incomunicación entre consciente y sistema aprendido se resuelvan, el kinesiólogo trabaja directamente con esas respuestas, con esos síntomas considerando, además, la nutrición y complementación nutricional, la estructura del cuerpo y el componente emocional al mismo tiempo.
Las diferencias comunicativas entre consciente y el sistema automático producto de tu entrenamiento se reconocen a veces como obstáculos porque no entendemos cómo modificar estos síntomas (que no necesariamente son enfermedades, sino avisos). Tenemos mucho miedo a sentir, a veces aislarnos de un dolor o una angustia supone construir una muralla china alrededor de nosotros y eso que el sistema percibe como una respuesta protectora, en el paso del tiempo nos aísla de sentir y de estar cerca de nuestros seres queridos. Hacerse consciente de las energías físicas, mentales y emocionales que se experimentan a cada instante, de las energías interiores que me revelan quién soy en verdad es en ocasiones un desafío o un dolor que prefiero evadir o posponer, así nuestro sistema aprende a procrastinar. ¿Cuán fuertes son esas experiencias? ¿Cuán claras? ¿Te permites sentir todas estas poderosas energías recorriendo tu cuerpo?
Hay condiciones específicas para lograr que una frase esté en consonancia con nuestro inconsciente de tal manera que le quede claro que hay qué cumplirlo, me parece importante comenzar por establecer si deseo algo y si eso que deseo es lo que realmente necesito. Para averiguar si mi deseo es realmente el objetivo que requiero, te comparto algunas ideas sobre el deseo que podrán ayudar a sentir si eso que quieres te conmueve
- Cualquier cosa que te hizo pensar en trabajar en lo que elegiste.
- Cualquier otro momento del día de hoy.
- Cualquier momento de ayer.
- Cualquier momento durante el fin de semana.
- Cualquier momento en un día de trabajo.
- Cualquier momento durante unas vacaciones.
- Cualquier otra clase de día que le parezca importante.
Por que el primer paso para lograr una meta es que eso que quieres necesita ser extremadamente deseable para tu funcionalidad sistémica.
Seguiré escribiendo sobre algunas otras categorías que es necesario considerar al momento de pensar en un cambio que sí ocurra en nuestras vidas de acuerdo con lo que sabemos hoy de nuestro sistema nervioso y nuestro cerebro.
Gracias por leer y considerar compartir esta información.
María, Kinesióloga.
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