Cuando mis consultantes ponen literalmente un pie en mi consultorio, porque les pido que se quiten los zapatos al entrar, no tengo ni idea de lo que irá ocurriendo. De lo que sí puedo estar segura es que el cuerpo humano es increíblemente inteligente e ingenioso para utilizar los recursos que el sistema nervioso ha ido desarrollando a lo largo de millones de años. El kinesiólogo aprende a entender estos recursos y a fluir con la información que los cuerpos humanos compartimos, aunque lo que hago tiene una amplia relación con la biología, la anatomía y la fisiología, la manera de abordar al cuerpo, su integridad, inteligencia y capacidad de reencontrar el equilibrio, que me asombra todos los días, es muy diferente de la labor que desarrollan los médicos. Aunque se pudiera pensar que somos opuestos, he entendido en la vida que la sabiduría de la no dualidad es la respuesta en centro, en equilibrio, por ello me veo complementando lo que hacen los sicólogos y los médicos. También he aprendido que la KA es preventiva y los límites de acción del kinesiólogo están perfectamente marcados. Tengo siermpe en consideración no perforar, no dañar, no lastimar al cuerpo, aunque sé por experiencia propia que el dolor es la puerta para liberar aquellas cosas que han dejado una huella importante en nuestras vidas, he aprendido en el paso del tiempo que no puedo cambiar el pasado de nadie, aunque sí puedo ayudar a cambiar la percepción que el cuerpo tiene de esas experiencias del pasado.

Es difícil explicar qué es la KA, a veces es un masaje en ciertos puntos del cuerpo, a veces es un procedimiento con la inhalación o la exhalación, otras es respirar en una bolsa de papel y se desaparecen molestias y limitaciones en el movimiento del brazo. La KA tiene muchas facetas, por ello es complicado poder explicarla, he llegado a la conclusión que solamente puede experimentarse y a través de la experiencia y la comparación de cómo me siento cuando entro y cómo me siento al concluir la consulta, es la única referencia que tengo para sopesarla, también tengo muy claro que no puedo pedirle a un consultante que haga un movimiento que yo no soy capaz de coordinar en mi cuerpo. Tengo dos palabras que me persiguen hasta en los sueños: Coherencia y Humildad… a veces no lo logro, otras tantas sí.

Para mí la Kinesiología Aplicada ha sido un descubrimiento alucinante del potencial que como seres vivientes tenemos, a pesar de que nos sintamos defraudados, miedosos y cobardes, avergonzados de nuestros fallos a lo largo de la vida y es precisamente la capacidad inmensa que tiene el cuerpo, lo que hace de la KA un recurso importante para corregir, transformar, trascender, modificar, añade la palabra que quieras, que de todos modos la Kinesiología Aplicada es una belleza.